¿Ecosistema, Comunidad o Red de Emprendimiento?

¿Ecosistema, Comunidad o Red de Emprendimiento?
Imagen de Magnet.me en Pixabay

Columna de opinión por Alexander Parrales Arango.

Tres conceptos diferentes y un solo objetivo en común: Propender por las mejores condiciones para éxito de los Emprendedores y sus Negocios.

Una diferencia que sí vale la pena señalar

Sé que para muchos de los que trabajamos en procesos o áreas relacionadas con emprendimiento e innovación, resulta indiferente el nombre que se le asigne a los conjuntos de acciones para apoyar a emprendedores en su evolución, en los que usualmente colaboran diversos tipos de organizaciones.


No les interesa si se le llama ecosistema, comunidad, red, programa, ruta, proceso, sistema, clúster, protocolo, o cualquier otro nombre, con tal de que esté alineado con el propósito superior de propender por mejores condiciones para el éxito de los emprendedores y sus negocios. Tienen una actitud de servicio admirable, una ética de trabajo a toda prueba y un compromiso altísimo con los protagonistas de este tipo de acciones, es decir, con los emprendedores.

Al mismo tiempo, para quiénes en ocasiones debemos jugar el rol de diseñadores de este tipo de mecanismos de soporte a los emprendedores, donde gran parte del trabajo tiene que ver con socializar los planes asociados a los mecanismos diseñados, para convencer a diversos tipos de stakeholders de sumarse y aportar para lanzar, mantener, expandir o escalar estas acciones, es vital comprender las diferencias clave para dimensionar el potencial de lo que se puede lograr, cuantificar el esfuerzo y recursos requeridos, y en últimas para tener claridad mental sobre lo que se está trabajando.

Como lo expresara el filósofo venezolano José Manuel Briceño Guerrero, comentando sobre algunas ideas de Marx sobre el concepto de praxis, “El lenguaje, por lo tanto, no sólo nos permite describir la realidad, el lenguaje crea realidades”.


Teniendo en cuenta el ECO del ECOsistema

Tal como ha sucedido con otros términos y temas del mundo de los negocios, la palabra ecosistema se ha transformado en un lugar común para nombrar muchos conceptos diferentes, que apuntan al mismo objetivo, pero que definitivamente no son lo mismo.

Esta situación ha sido descrita y profundizada por autores como Andreas Kuckertz en su artículo «Let’s take the entrepreneurial ecosystem metaphor seriously!«, y Uwe Cantner, Matthias Menter, James E. Cunningham y Erik E. Lehmann en la argumentación de su modelo de ciclo de vida de los ecosistemas de emprendimiento. Incluso, desde 1935, A.G. Tansley hablaba del uso y el abuso de los conceptos relacionados con la naturaleza.

Siendo totalmente honesto, el término ecosistema le da ese toque sexy a un concepto que hasta hace unos años era un completo ladrillo, ayudando a hacer más atractivo para tomadores de decisión en entes gubernamentales, directivos de gremios empresariales, rectores de universidades, investigadores académicos, inversionistas y hasta para los emprendedores, querer ser parte activa de los procesos de soporte al nacimiento, crecimiento, mantenimiento y cierre de negocios.


La definición clásica de ecosistema habla del conjunto de seres vivos que habitan una zona específica, el medio ambiente que los contiene, y las interrelaciona que sostienen entre ellos y con el medio ambiente.

Si bien es cierto que no es posible hacer una relación literal entre este concepto y el de ecosistema de emprendimiento, sí se puede usar la metáfora para comprender mejor su dinámica y componentes:

  1. Los ecosistemas están limitados a una zona específica, es decir, se trata de la actividad emprendedora que ocurre a nivel local o regional, no tanto nacional o pan-nacional, pues las variables que le dan forma a la aglomeración económica empiezan a distorsionarse. Por eso tiene más sentido y pertinencia hablar del ecosistema de emprendimiento de una ciudad relativamente pequeña como Manizales o Pereira (de las que puedo hablar con propiedad, pues es donde he vivido prácticamente toda mi vida), que de ciudades enormes como Bogotá, México DF o Buenos Aires, y mucho más incoherente tratar de encajar como uno solo el ecosistema de emprendimiento de por ejemplo Colombia, Brasil o Latinoamérica. Se puede hablar de ciertas condiciones comunes, de características que nos identifican, pero no de un único ecosistema para todo un país o continente.
  2. Las personas, los individuos, somos el punto de partida, porque nos juntamos para conformar comunidades, empresas y organizaciones. Todas las personas que habitan la zona específica a la que corresponde el ecosistema de emprendimiento, hacen parte del ecosistema, pudiendo participar desde diversos frentes, incluso jugando roles simultáneos. Por ejemplo, son personas las que trabajan para las empresas que ya están establecidas en una región; algunas de esas personas pueden decidir dejar esas empresas establecidas, para aplicar sus conocimientos y experiencias en la creación de nuevas empresas. También las personas que habitan la región, tienen necesidades, deseos y problemas, para los que otras personas generarán soluciones, creando nuevas empresas que les venderán productos y servicios a las primeras.
  3. Cada región tiene una serie de instituciones, organizaciones, normas y reglas, tanto escritas como culturales, que generan un medio ambiente único para el ecosistema. Por eso identificamos a ciertas regiones como más propicias para el emprendimiento que otras, incluso ciertas zonas dentro de ciudades con un mejor ambiente para la actividad emprendedora. Por ejemplo, ciudades con una fuerte influencia de instituciones de educación superior, promoverán un ambiente más óptimo para el emprendimiento de base científica y tecnológica, como el caso de Boston y el Este del estado de Massachusetts, que por su alta concentración de Universidades relacionadas con el área de la salud y de Hospitales de alto nivel, ha consolidado un hub de innovación médica muy importante.
  4. Las condiciones geográficas y los elementos infraestructurales también influyen, incluso marcan elementos definitorios del ecosistema a manera de límites o barreras que lo diferencian de otros. Estos serían los elementos no vivos del ecosistema. Desde el punto de vista geográfico, variables como el clima generan mejores o peores condiciones para el desarrollo de ciertas actividades empresariales. Por otra parte, capacidades infraestructurales, como por ejemplo contar con un aeropuerto internacional o carreteras en excelentes condiciones para conectar con otras ciudades, pueden llegar a ser determinantes para que, por ejemplo, ciertas empresas decidan quedarse o, por el contrario, busquen otros ecosistemas donde instalarse.
  5. Las interacciones entre individuos y las interrelaciones entre organizaciones (empresas, academia, gobiernos, gremios), le van dando forma a las condiciones del mercado y de los diversos sectores productivos. De allí las particularidades que empiezan a tener las ciudades con respecto a los sectores económicos. Por ejemplo, desde hace muchos años Medellín se ha consolidado como una ciudad muy fuerte para la industria de la moda, las diversas organizaciones han ido dándole forma a una serie de mecanismos, eventos, redes, infraestructura y oportunidades, a través de años de interrelacionamiento e interacción.

¿Y las Comunidades y las Redes?

Cómo puede intuirse hasta acá, la clave está en que el ecosistema de emprendimiento contiene a las comunidades, redes, rutas, programas y demás acciones de apoyo a los emprendedores y sus negocios.

Al igual que en la naturaleza, donde cada ecosistema es un todo en sí mismo que supera la simple suma de sus componentes individuales, los ecosistemas de emprendimiento son el compendio de capas de interacción que entrelazan a comunidades de diversos tipos, redes de colaboración entre instituciones, rutas de apoyo y programas de apoyo a emprendedores operados por diferentes tipos de organizaciones, sus interacciones y su interrelación con el entorno.

Un par de ejemplos pueden ser mucho más ilustrativos para comprenderlo mejor:

  • La Red de Confianza para la Innovación en Risaralda aparece hace un par de años al finalizar el proyecto “Innovación más país”, operado por ANDI — Asociación Nacional de Empresarios de Colombia. En ese momento, algunos de los líderes de innovación participantes decidieron seguir conversando (Alvaro Andrés Martínez Montoya, Dani RAMÍREZ, Juliana Ordoñez Buitrago, Santiago Echeverry Morales hasta donde recuerdo, ya ustedes dirán quién más), para compartir experiencias, conocimientos y puntos de vista con relación a la innovación en el departamento, más allá del vínculo con sus empresas. Es decir, conformaron una Comunidad con el fin de dar respuesta a sus intereses de negocios (como nos ha enseñado Juan Diego Castaño de COMMUP).
  • Hoy, un par de años después, están en medio del proceso de formalizar la vinculación de las empresas a las que pertenecen cada uno de los participantes, para colaborar a nivel organizacional en líneas de trabajo específicas. Es decir, están dando el paso a transformarse en una Red de colaboración entre organizaciones, para así hacer honor a su nombre.
  • Cuando entre el 2010 y 2011 Ana María González como gerente de la Fundación Luker tomó la iniciativa de buscar el apoyo de Babson College para fortalecer el ecosistema de emprendimiento de Manizales, no alcanzaba a dimensionar el nivel del impacto que esta acción tendría en la ciudad y en la región. Bajo la tutela de Daniel Isenberg, con el liderazgo de Marcela Escobar, se unieron un conjunto de organizaciones públicas y privadas, con gran protagonismo de las Universidades, para darle forma al proyecto Manizales Más, que hoy sigue siendo pieza fundamental del ecosistema de emprendimiento de la ciudad.
  • En sentido estricto, Manizales Más es una especie de asociación público-privada (vale la pena hacer la claridad con respecto a las Asociaciones Público Privadas APP, propuestas por el Departamento Nacional de Planeación, pues estas se definen como un “mecanismo que permite vincular al sector privado para proveer bienes y servicios públicos asociados a una infraestructura”), cumple a cabalidad el rol de impulsar la evolución del ecosistema local, poniendo sobre la mesa temas clave para su discusión, generando acciones directas de apoyo a emprendedores y sus empresas, y promocionando a la ciudad como un ambiente óptimo para hacer negocios.
  • Manizales Más no es el ecosistema de emprendimiento de la ciudad, es un componente muy importante del mismo, pero no es el ecosistema como tal; tampoco es una Comunidad con fines de negocios, aunque seguramente en su interior se gestan comunidades conformadas por los empresarios y emprendedores que hacen parte de sus actividades; se parece más a una Red de colaboración entre organizaciones, donde las entidades vinculadas aportan recursos, trabajo e información para lograr un objetivo común.


Lo más importante a la larga, es comprender las dimensiones de alcance que tienen las acciones que se pretenden diseñar para el apoyo a emprendedores. A mayor alcance, mayor complejidad de los mecanismos de acción que deben diseñarse, mayor potencial resistencia al cambio, mayor número y diversidad de organizaciones que deben alinearse y vincularse.

Todo en su justa medida.

Si desean continuar la conversación sobre este tema, no duden en enviarme un mensaje, será un gusto profundizar en estos conceptos.

El original fue publicado primero en LinkedIn.

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